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SIN TIEMPO QUE PERDER

El Ejército de Tierra ha contribuido a la evacuación de más de un centenar de civiles españoles y de otras nacionalidades que se encontraban en Sudán, donde ha estallado un conflicto armado

Texto: Felipe Pulido / Madrid

Fotos: Ministerio de Defensa y Sdo. Iván Jiménez (DECET)

Un conflicto armado ha agravado la situación en Sudán, al noreste del continente africano. El tiempo corre en contra de los españoles que se encuentran en el país y cada minuto puede ser crucial. Se iniciaba así un importante operativo con el fin de devolverlos sanos y salvos a territorio nacional.

El viernes 21 de abril comenzó la Operación de Rescate de Personal No Combatiente (NEO, en sus siglas en inglés). Un primer avión T-23 (Airbus A400, según su denominación comercial) del Ejército del Aire y del Espacio partió de la base aérea de Torrejón (Madrid) rumbo a Yibuti. Posteriormente, se sumaron a la operación otros dos T-23 y un T-24 (Airbus A330). En total, cerca de 200 militares del Mando de Operaciones, del Ejército de Tierra y del Ejército del Aire y del Espacio han apoyado al Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación.

La evacuación se desarrolló bajo el control operativo del Mando de Operaciones y permitió trasladar a un centenar de civiles hasta Yibuti, 34 de los cuales eran españoles. En este emplazamiento, donde está desplegado el destacamento «Orión» del Ejército del Aire y del Espacio, se estableció la base operativa avanzada, desde la que se realizó la proyección hasta Sudán.

Del centenar de evacuados desde Jartum a Yibuti, 72 viajaron de regreso a España y el resto partieron hacia sus respectivos países de origen, ya que los militares españoles asumieron el traslado de parte del personal de otras nacionalidades. Entre los evacuados había personas procedentes de Italia, Irlanda, México, Argentina, Venezuela, Portugal y Polonia.

De este modo, la misión logró trasladar al personal de la Embajada española en Sudán hasta el aeropuerto militar de Wadi Seidna, localizado al norte de Jartum. Precisamente, este itinerario fue uno de los puntos más complejos, debido a la falta de seguridad y a tener que iniciar el movimiento del convoy con los civiles antes de la llegada de los medios de evacuación españoles. Una vez en Wadi Seidna fueron trasladados hasta Yibuti y, desde allí, a España.

«Ha sido una evacuación muy complicada y difícil, pero no tengo más que palabras de reconocimiento y de agradecimiento. Una vez más, como pasó en Kabul (Afganistán), han dejado a España en un lugar muy importante», destacó la ministra de Defensa, Margarita Robles, a su llegada a la base aérea de Torrejón.

La evacuación del personal se realizó bajo el control operativo del Mando de Operaciones

Junto a la titular del Departamento estuvieron el Jefe de Estado Mayor de la Defensa, almirante general Teodoro López Calderón; el Jefe de Estado Mayor del Ejército, general de ejército Amador Enseñat; el Jefe de Estado Mayor del Ejército del Aire, general del aire Javier Salto; y el jefe de la Brigada «Almogávares» VI de Paracaidistas, general Luis Jesús Fernández Herrero.

Pese a todo, se puso a salvo al personal en un tiempo récord y se demostró la capacidad de las Fuerzas Armadas para afrontar las situaciones más complejas.

EL MOMENTO MÁS CRÍTICO

La Brigada «Almogávares» VI de Paracaidistas se encuentra dentro de las fuerzas de reacción ante situaciones como la acontecida en Sudán. El 19 de abril por la noche, el teniente coronel Pereda, jefe de la Bandera «Roger de Flor» I/4 de Paracaidistas, es activado junto a dos secciones para participar en una operación inminente: «No teníamos más datos. Solo que se trataba de una posible misión. A la mañana siguiente nos aportan más detalles y nos indican que el escenario se trata de Sudán», manifiesta el militar español.

Desde ese momento, como jefe de las unidades terrestres, entre las que se encuentra también personal del Mando de Operaciones Especiales (MOE), se prepara para un operativo marcado por la incertidumbre, debido a la complejidad del conflicto que vive el país. La residencia del embajador español es el punto de extracción, donde, además, se encuentran refugiados varios civiles. Bajo la dirección del Mando de Operaciones, se plantean varias líneas de actuación, desde proyectar al personal a Jartum hasta pedir el desplazamiento de los propios civiles.

«El aeropuerto de la capital estaba inutilizable, así que nos decantamos por la base aérea de Wadi Seidna, a 37 km al noroeste de la capital, al igual que el resto de las naciones involucradas», mantiene el teniente coronel Pereda. Aunque las acciones de cada país son independientes, las decisiones se ponen en conocimiento del resto, por si fuese necesaria una colaboración.

Al llegar el primer vuelo español a la base aérea de Wadi Seidna, integrado por personal del MOE y de la Brigada Paracaidista, la situación ha cambiado por completo. Las Fuerzas Armadas locales están proporcionando seguridad en el exterior de la base, pero es necesario reforzarla en el interior. En ese momento, se informa de que militares sudaneses han conseguido asegurar la protección desde la residencia del embajador hasta el puente de Shambat, sobre el río Nilo. Minutos más tarde se comunica que el embajador de España y los civiles, siguiendo las indicaciones del Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, han abandonado la residencia en un convoy, formado por 10 vehículos, que avanza hacia el punto de encuentro, en el paso del río.

De todos los países que están participando en la operación, solo Italia tiene un contingente fuera de la base en esos momentos, y se encuentra ya de regreso. Por ello, no hay más tiempo que perder. Ante esta tesitura, el teniente coronel Pereda, localizado en Wadi Seidna, tiene que lanzar a la patrulla del MOE a su encuentro.

La residencia del embajador y la base de Wadi Seidna están separadas por cerca de 37 km. No obstante, el convoy de los civiles tendrá que avanzar unos 17 km con la seguridad de las fuerzas sudanesas hasta el puente de Shambat. Es un sitio crítico, al estar considerado como uno de los lugares de paso obligado.

Una vez que se encuentran con los militares españoles a mitad del camino, continúan el recorrido sin detenerse. Esto les facilita el paso de la decena de check points que llegan a encontrar a su paso. «No se nota una especial agresividad hacia el convoy. No obstante, esa misma mañana hubo un herido francés, tiroteado en un vehículo, y también habían sido atacados dos convoyes de extracción», reconoce el teniente coronel.

No podíamos utilizar el aeropuerto de la capital,
así que nos decantamos por la base de Wadi Seidna

Una vez en Wadi Seidna, se produjo la proyección hasta Yibuti, y desde allí a España. «No solo están el oponente y las fuerzas propias. Hay un tercer actor que son los civiles. Algunos llevaban hasta nueve días en la residencia del embajador oyendo tiroteos, misiles y bombardeos», explica el militar español.

Muchos han tenido que dejar su vida atrás, como un clérigo de 72 años, que llevaba más de medio siglo en el país. Pese a todo, gracias a la misión, pueden afirmar que se encuentran sanos y salvos.

MIÉRCOLES, 19 DE ABRIL
23.00 h. Se activan dos secciones de fusiles de la Brigada Paracaidista y el material necesario para una operación.

JUEVES, 20 DE ABRIL
09.00 h. Se confirma que la misión consistirá en evacuar al personal de la Embajada de Jartum (Sudán) y a otros civiles allí alojados. 17.00 h. La Brigada Paracaidista tiene sus medios preparados.

VIERNES, 21 DE ABRIL
03.00 h. Llegan el personal, vehículos y materiales del MOE a la base «Príncipe», en Paracuellos de Jarama (Madrid). 06.00 h. Salida de todo el personal, vehículos, materiales y munición hacia la base aérea de Torrejón (Madrid). 07.00 h. Se inicia la conformación de las cargas que serán proyectadas. 18.00 h. Parte el primer avión T-24 con el grueso del personal.

SÁBADO, 22 DE ABRIL
03.00 h. El T-24 aterriza en Yibuti y se desplaza hasta el destacamento «Orión», de la operación «Atalanta».

DOMINGO, 23 DE ABRIL
10.00 h. Se trazan tres líneas de acción con el Mando de Operaciones, cuyo cometido es evacuar al personal que se encuentra en la residencia del embajador de España en Sudán. 14.30 h. Se embarca la primera rotación desde Yibuti, que integra miembros del MOE y de la Brigada Paracaidista. España tiene que hacerse cargo de la seguridad de la base aérea de Wadi Seidna. 17.00 h. Llegada de la primera rotación a Wadi Seidna. La situación ha cambiado, informan de que han conseguido asegurar la protección hasta el puente de Shambat. 17.15 h. El convoy del embajador ya ha salido y utilizará el puente de Shambat como punto de encuentro. 18.15 h. La patrulla del MOE inicia movimiento al encuentro del convoy. 20.20 h. Llegan los convoyes de civiles y militares, ya a salvo, a la base de Wadi Seidna. 22.45 h. Despega el vuelo con el personal civil.

LUNES, 24 DE ABRIL
04.50 h. No queda personal español en Wadi Seidna.

MARTES, 25 DE ABRIL
02.30 h. Salida hacia España de los primeros vuelos desde Yibuti. 14.30 h. Llegada a España del primer T-23.

MIÉRCOLES, 26 DE ABRIL
03.00 h. Llegada a la base aérea de Zaragoza de los últimos vuelos

EPICENTRO EN TURQUÍA

El contingente español desplegado en la base aérea de Incirlik ha prestado su apoyo tras el terremoto que ha azotado con dureza Turquía y Siria

Texto: Felipe Pulido / Madrid

Durante los últimos años se han registrado algunos terremotos en la provincia de Adana (Turquía), pero el contingente español no había vivido ninguno, en primera persona, como el ocurrido el pasado 6 de febrero, que alcanzó el nivel de 7.8 según la escala sismológica de magnitud de momento.

A las 4.17 de la mañana, hora local —2.17 en España—, se originó el primer seísmo, al oeste de la ciudad de Gaziantep, que sorprendió al personal que participa en la operación «Apoyo a Turquía» por su cercanía (aproximadamente 180 kilómetros de distancia).

«Recuerdo cómo, al notar los primeros movimientos, acerqué la mano a la pared y pude sentir el balanceo y temblor de la misma. También se escuchaba el movimiento de la persiana golpeando la ventana. Al incorporarme y ponerme de pie, noté una sensación de mareo y desorientación. En ese mismo momento, mis compañeros de habitación se despertaron sobresaltados y nos apresuramos a la zona de reunión acordada en los simulacros. Aún me vienen a la memoria esos momentos de susto, nerviosismo e incredulidad ante lo que habíamos vivido», recuerda el cabo 1º Rodríguez.

Efectivos del contingente español transportando material de ayuda humanitaria

El protocolo estipulado, una vez que se produjo el primer terremoto, fue el abandono de las habitaciones por parte del personal, desalojando el edificio donde se encuentra ubicada la zona de descanso.

De este modo, los efectivos del contingente se reunieron en un espacio abierto, libre de posibles derrumbes. Una vez congregados por unidades, se procedió al control del personal y, tras la finalización del seísmo, se realizó una revisión de posibles daños ocasionados en el edificio y regresaron a las habitaciones cuando se confirmó que era seguro ocuparlas.

«De nuevo, volvió a temblar, esta vez, con menos intensidad. Tras el suceso, estuvimos comentando lo ocurrido, puesto que no podíamos conciliar el sueño», añade el cabo 1º Rodríguez.

Por su parte, a las tripulaciones de la batería Patriot que estaban de guardia les sorprendió en los asentamientos, mientras realizaban su turno para la defensa antimisil de la ciudad de Adana. Afortunadamente, no hubo que lamentar ningún tipo de daño personal ni material por parte de las fuerzas españolas.

«Una vez finalizados los temblores, pudimos avisar a las familias, principalmente por aplicaciones de mensajería de uso cotidiano, para informar de que nos encontrábamos bien», relata el soldado Recio.

Al día siguiente, conocieron más datos sobre lo ocurrido y las numerosas víctimas que había dejado el seísmo a su paso: «Aún recuerdo, desayunando en el comedor de la base, cómo la televisión mostraba las imágenes de edificios derruidos y los primeros equipos de rescate interviniendo. En ese momento empezamos a sentir la necesidad de ayudar y aportar nuestro granito de arena en lo que fuese necesario», manifiesta el cabo 1º Rodríguez.

TODA AYUDA ES POCA

La base aérea de Incirlik se convirtió en un centro donde se acumuló la contribución humanitaria a nivel internacional. Componentes de la batería Patriot del Ejército de Tierra realizaron trabajos en la pista para la carga de esta ayuda en helicópteros y en camiones turcos, para su distribución posterior a las zonas más devastadas.

«Efectivos de la Armada, encuadrados en el Grupo Anfibio Aeronaval “Dédalo-23”, desplegado en el Mediterráneo, se unieron a nosotros para reforzar estas tareas durante varios días», expone el capitán Guerrero, oficial de Asuntos Públicos Militares.

Parte de esta ayuda humanitaria consistía en medicamentos, que fueron entregados por los componentes de la operación «Apoyo a Turquía» a un centro de recogida perteneciente al Ministerio de Sanidad turco.

A las pocas horas de producirse el terremoto, desplegaron la Unidad Militar de Emergencias (UME) y un equipo de Emergencia y Respuesta Inmediata de la Comunidad de Madrid (ERICAM). Dichas unidades de rescate fueron apoyadas también por medios y personal del contingente, tras su llegada a la base aérea de Incirlik.

De este modo, el personal del Ejército de Tierra contribuyó en las acciones de gestión administrativa con autoridades turcas y estadounidenses, de pase de aduana y acceso a la base aérea, gestión de alojamiento o alimentación, entre otras.

Cabe destacar que miembros de la operación «Apoyo a Turquía» participaron en el traslado de personal de ERICAM a su zona de trabajo en Iskenderun, apoyados con vehículos de la propia operación. Igualmente, se les proporcionó apoyo de material de campamento, combustible y otras necesidades logísticas.

El contingente español apoyó a las unidades de rescate llegadas a la base de Incirlik

Por otro lado, se reforzó logísticamente a la UME con material de campamento, vehículos pesados y ligeros e infraestructuras para su alojamiento y para el establecimiento de su Puesto de Mando, desde donde se dirigieron sus operaciones de rescate.

«Aunque la situación fue imprevista y no se esperaba la participación de personal del contingente en estas acciones, ya que la misión de la operación es puramente artillera, gracias a la alta preparación de los efectivos se pudo dar oportuna respuesta a multitud de situaciones que se fueron presentando. Además, en todo momento se mantuvo el cumplimiento de la misión, que es la defensa antimisil de la ciudad de Adana», concluye el capitán Guerrero.