La Legión conmemora 65 años del Combate de Edchera, entre el valor heroico y el triste recuerdo
de una emboscada que permaneció imborrable en la memoria de los que sobrevivieron
Felipe Pulido / Madrid
Amanece el 13 de enero de 1958. La XIII Bandera de la Legión parte de El Aaiún rumbo a Edchera. La tensión entre España y Marruecos vive momentos álgidos y el Ejército español teme un ataque a sus provincias africanas en el Sáhara e Ifni. Lo que pretendió ser una misión de reconocimiento se convirtió en una emboscada que tiñó de sangre aquel lunes negro. En total, cerca de medio centenar de fallecidos y una acción heroica que llevó a la concesión de la Cruz Laureada de San Fernando al brigada Fadrique y al caballero legionario Maderal, la más preciada condecoración militar, que no se ha repetido desde entonces.
65 años más tarde, la Brigada “Rey Alfonso XIII” II de la Legión ha vuelto a conmemorar, como es habitual, el aniversario del Combate de Edchera y el Día del Antiguo Caballero Legionario, durante un acto celebrado el 15 de enero en la base “Álvarez de Sotomayor”, en Viator (Almería).
El Jefe de Estado Mayor del Ejército, general de ejército Amador Enseñat, presidió el acto central, protagonizado por una parada militar en la que participaron los guiones de todas las unidades legionarias y el de la Hermandad Nacional de Antiguos Caballeros Legionarios. También estuvieron presentes los del Regimiento de Transmisiones nº 21 y la XIII Bandera, puesto que ambas unidades intervinieron en el Combate de Edchera.
Al mando de la formación estuvo el jefe de la Bandera de Cuartel General, teniente coronel Fernández, y se contó con la participación del Tercio “Don Juan de Austria” 3º de la Legión, el Tercio “Alejandro Farnesio” 4º de la Legión, el Grupo de Caballería Ligero Acorazado “Reyes Católicos” II, el Grupo de Artillería de Campaña II, la Bandera de Zapadores II, el Grupo Logístico II, la XIX Bandera de Operaciones Especiales “Caballero Legionario Maderal Oleaga” y la Bandera de Cuartel General, con Unidad de Música y Banda de Guerra.
Por su parte, el coronel Gomáriz pronunció unas palabras a todos los asistentes, como jefe accidental de la Brigada, al encontrarse el general Melchor Marín al mando del contingente español en la operación “Libre Hidalgo”, al sur de Líbano.
La conmemoración del Combate de Edchera se realiza cada año junto al Día del Antiguo Caballero Legionario, por lo que se invita a participar en los actos programados a la Hermandad Nacional, a todas las que dependen de ella y a otras relacionadas con la Legión.
El encuentro sirve de unión entre los que estuvieron y los que actualmente mantienen su servicio en las filas legionarias.
Y si se puede extraer algo positivo de aquel cuaderno de bitácora que dejó el 13 de enero de 1958 es el espíritu de compañerismo, recogido en el Credo Legionario: Con el sagrado juramento de no abandonar jamás a un hombre en el campo hasta perecer todos.
El RECUERDO DE EDCHERA
En 2023, 65 años más tarde de la ofensiva de Edchera, muy pocos pueden contar en primera persona lo que allí ocurrió, pero la huella de aquello ha permanecido imborrable en sus recuerdos a pesar del paso de los años.
«No se me puede olvidar nunca», recalca Antonio Jurado, que estuvo presente en el trascurso de los acontecimientos cuando era un joven soldado de la XIII Bandera desplegado en el Sáhara.
«Nos avisaron el día anterior. Recuerdo que era muy temprano cuando nos enviaron rumbo a Edchera para realizar un reconocimiento», relata en primera persona. Él iba integrado al final de la columna cuando se produjo la emboscada. «Recibimos los primeros disparos desde retaguardia y vi cómo mis compañeros más cercanos perecían», lamenta.
Las bajas se sucedían, ante la imposibilidad de frenar al enemigo, incluido el capitán Jáuregui, jefe de la 1ª Compañía. «Avanzó sin escapatoria, y se sucedieron cientos de disparos sobre el lugar en el que se encontraba», explica el veterano legionario.
Cuando se ordena el repliegue, el brigada Fadrique pide a sus hombres que se dirijan por el cauce del río y él permanece en el lugar, con fusil ametrallador en mano, junto al caballero legionario Maderal Oleaga, para proteger el movimiento de sus compañeros.
«Tuvimos que recoger a los muertos y heridos y transportarlos en varios camiones. Era imposible contabilizarlos», relata con la misma emoción de sentir cada imagen en vivo.
Entre las víctimas estaban el brigada Fadrique y el caballero legionario Maderal, a quienes se reconoció con la más alta distinción militar. En el Combate, desapareció también el cabo 1º Fernández-Mayorala, sin que nunca se encontrara el cadáver.
«En mi cuerpo permanece aún la metralla de una explosión que me alcanzó la cabeza y los brazos, pero el mayor recuerdo se mantiene imborrable en mi memoria», concluye este legionario que vivió para contarlo.