ENTREVISTA A… VICENTE VALLÉS

Es evidente la necesidad de estar preparados para la defensa

Ana Vercher / Madrid

Vicente Vallés/Periodista

Vicente Vallés (Madrid, 1963) es uno de los periodistas más conocidos del panorama nacional. De lunes a viernes, se pone al frente de la edición de noche de los informativos de Antena 3. Sin embargo, sus 30 años dedicados a la comunicación le han hecho pasar por distintos medios, siempre con un estilo muy personal. Periodista por vocación, gran aficionado al deporte y la música, hablamos con él sobre actualidad, su último libro, Operación Kazán (Premio Primavera de Novela 2022) y su papel como embajador de la Marca Ejército.

Ha pasado por distintos medios de comunicación (Cadena SER, TeleMadrid, Telecinco, Antena 3) y tiene un marcado estilo a la hora de presentar. ¿Cómo se consigue unir ser uno mismo con líneas editoriales diversas? La línea informativa de cada medio puede tener matices, pero las noticias son las que son, y cada periodista aporta su propio estilo al informar sobre ellas.

Estuvo al frente de La mirada crítica, donde se realizaban entrevistas en profundidad a personalidades relevantes. ¿Echa en falta ese tipo de espacios en la televisión actual? Es cierto que un formato de programa como La mirada crítica permite realizar entrevistas amplias, y ese es un género periodístico que me gusta mucho y que sí echo de menos. Pero también echaba de menos la adrenalina de la información del minuto a minuto, propia de un informativo como el que hago ahora. No se puede tener todo a la vez.

Según un informe de 2022 del Instituto Reuters, en los últimos cinco años ha crecido el porcentaje de personas que no ven las noticias o que no confían en los medios. A ello se une que los menores de 25 años utilizan más las redes sociales que los medios tradicionales para informarse. ¿Puede que estemos haciendo algo mal? Lo que ocurre es que hay más opciones para informarse y, por tanto, las audiencias se atomizan. Ahora hay muchas cadenas de televisión, emisoras de radio, periódicos de papel y en Internet, y están las redes sociales. Y esa pluralidad es buena. No es incompatible ser usuario habitual de las redes sociales con informarse también por los medios tradicionales.

Lleva 30 años en el mundo del periodismo. ¿Es más difícil informar hoy día? No creo que sea más difícil, porque ahora disponemos de herramientas tecnológicas que nos ayudan mucho a acceder a la información y a presentarla a nuestros espectadores. Lo que sí tenemos ahora es un foco permanente puesto en los medios, y los partidos extremistas pretenden meter a los medios y a los periodistas en su batalla política.

Después de esta dilatada carrera, ¿es de los periodistas que valen más por lo que callan que por lo que cuentan? No lo creo. Lo de guardar silencio es más propio de otras profesiones. No nos callamos nada que sea relevante para nuestros espectadores. Todo aquello que es noticia lo contamos.

Respecto a su faceta de escritor, acaba de ver la luz su novela Operación Kazán, con una interesante trama de espionaje donde KGB, CIA y CNI se ven implicados. Una trepidante historia que recorre los siglos XX y XXI, y que es de máxima actualidad. ¿Podría la ficción convertirse en realidad? La ficción concreta de Operación Kazán no creo que se convierta en realidad, aunque sí ha habido casos en la historia que se han acercado (no quiero hacer spoiler). Pero es cierto que hay hechos históricos reales que parecen de ficción. Un ejemplo: los atentados del 11-S en Nueva York y Washington ocurrieron en 2001. Si un año antes un autor hubiera escrito una novela o un director hubiera dirigido una película en la que unos aviones secuestrados por terroristas se estrellan contra las Torres Gemelas y contra el Pentágono, alguien habría dicho que a ese autor o a ese director se le había ido la cabeza.

Ya antes había publicado El rastro de los rusos muertos, sobre una cadena de asesinatos a espías y diplomáticos rusos, y Trump y la caída del imperio Clinton. Desde su análisis profesional, ¿cómo ve el panorama político y social internacional? Estamos en un momento extraordinariamente preocupante, debi­do a la guerra en Ucrania. Publiqué El rastro de los rusos muertos en 2019, dos años antes de la invasión rusa. Por supuesto, en ese libro no se advertía de que esto iba a ocurrir, porque no soy adivino. Pero nadie que leyera entonces ese ensayo se habrá sorprendido por lo que ha hecho ahora Vladímir Putin. Esa tensión bélica va a durar, y hemos entrado en un periodo de Guerra Fría que puede alargarse durante décadas. Quienes hayan podido pensar que la democracia se sostiene sola deben saber que no es así. Tenemos que sostenerla entre todos, porque tiene muchos enemigos.

¿Cómo cree que habría que hacer entender a la sociedad española la necesidad de disponer de unas Fuerzas Armadas preparadas y equipadas? Me parece que esa necesidad se explica por sí misma. España forma parte del pequeño, exclusivo y afortunado club de las democracias liberales en el mundo, y en estos tiempos de guerra en Europa es cuando más evidente resulta la necesidad de estar preparados para la defensa. Tenemos unos aliados que se defienden y nos defienden, y nosotros tenemos que defendernos y defenderlos. Y eso se hace (entre otros elementos) con unas Fuerzas Armadas eficientes.

Es embajador de la Marca Ejército. ¿Qué le atrajo de este proyecto? Precisamente, esta es una iniciativa que pretende hacer visible ante la sociedad esa necesidad a la que antes me refería. Y creo que, cada vez más, los españoles aprecian el trabajo que realizan los Ejércitos, tanto en misiones de paz y ayuda en el exterior, como en aquellas labores que realizan en España. Eso se pudo apreciar en toda su intensidad durante la pandemia, o cuando se producen desastres naturales. Nada de eso pasa inadvertido, y es una tarea imprescindible.

¿Hay al­go más que querría decirnos? Quizá recomendar a las Fuerzas Armadas que profundicen en algo que ya hace algún tiempo empezaron a hacer: hablar y mezclarse más con la sociedad a la que sirven. En otros países es algo muy común desde siempre. Aquí no lo ha sido tanto. Es cierto que en los últimos años, la relación entre los Ejércitos y la sociedad ha sido más cercana, y creo que será bueno que se siga recorriendo ese camino.

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