La búsqueda de los restos mortales de Cervantes o de Marta del Castillo son algunos de sus trabajos
El caballero cadete Santiago Cubas, anteriormente conocido como soldado Cubas, tiene una afición no muy común. En el tiempo libre que le deja el servicio, se dedica a rastrear el subsuelo con un georradar. Y aunque sea una tarea poco usual, en realidad es de mucha utilidad. Lo hace con la empresa Falcon Hightech, la única en España que cuenta con sistemas de exploración no destructiva del subsuelo, tales como georradares o gradiómetros. Esta colaboración, no remunerada, ha llevado al militar —madrileño, de 28 años y arquitecto— a buscar los restos de Miguel de Cervantes, Marta del Castillo o del piloto cuyo Eurofighter se estrelló en Morón de la Frontera, entre otros conocidos y mediáticos casos.

«Desde siempre me han atraído la historia y la arqueología. Antes de terminar la carrera, me saqué el título de técnico en georradar y empecé a colaborar con esta empresa, como fruto de la afinidad que
surgió entre su director, Luis Avial y yo», explica el alumno de la Academia General Militar (AGM). Además de los mencionados, otras colaboraciones se han centrado en trabajos de cooperación con las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y la judicatura, así como en investigaciones históricas.
«La diferencia entre ambos tipos de trabajos es que, en los primeros, se impone la premura; es importante localizar los restos físicos cuanto antes para que se pueda dar paso a las actuaciones forenses. En los históricos prima no estropear nada, mantener el estado de conservación; el tiempo no presiona tanto. Aunque ambos se abordan con igual rigor, cuando buscas a una persona que ha fallecido por causa violenta existe un factor emocional que le añade cierta tensión», asegura el cadete Cubas.

Mientras se encontraba destinado en el Regimiento “Tercio Viejo de Sicilia” nº 67 o se preparaba en el Centro de Formación de Tropa nº 1, trató de llevar esta faceta de su vida con discreción: «Siempre lo he hecho cuando las exigencias del servicio me lo han permitido y a título particular, pero aún así sabía que era una actividad que, en mi entorno profesional, causaba cierta perplejidad».
En cuanto a la búsqueda de Cervantes en el monasterio de las Trinitarias Descalzas de Madrid, el militar afirma que los trabajos fueron complejos y se prolongaron en el tiempo más de lo previsto, «pero se logró finalmente el objetivo de que los restos de Cervantes estuvieran debidamente localizados y enterrados con los honores que corresponden a un soldado de la Infantería española». La tarea consistió en la obtención de datos y su interpretación, de manera que se pudieran delimitar las zonas en las que había posibilidad de que existieran restos óseos en el subsuelo.

Otro trabajo fue una colaboración con la Policía Autónoma Vasca, tras el hundimiento de un edificio en San Sebastián. El resultado fue absolutamente inesperado: en el subsuelo se hallaron restos humanos que, después se determinó, databan de los sitios sufridos en el siglo XIX.
El caballero cadete Cubas ha ingresado en la AGM en septiembre; cuando su formación militar se lo permite, colabora (como parte de Falcon Hightech) con las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado en la búsqueda de restos humanos.