No es fácil situar el Distrito de Evinayong en un mapa, y no es muy conocido el hecho de que el mismo día de la independencia de Guinea Ecuatorial, 12 de octubre de 1968, la persona que se hizo cargo de ese distrito de Río Muni, con plenos poderes por mandato del primer presidente de la nueva nación, era un joven teniente español; alto, espigado, de sonrisa clara, con vocación viajera: El teniente Rafael de Cárdenas.

Aunque nació en San Roque, ya África tiró de él desde su infancia, que eran recuerdos de patios de cuartel, de toques de corneta, de soldados y de desfiles por las calles de Larache, ciudad a la que fue destinado su padre.
Cuando ingresó el año 1958 en la Academia General Militar, África y La Legión continuaban llamándolo como cuando era niño en Larache; pero para que él fuera uno de esos testigos que siempre necesita la Historia terminó, recién casado, viajando a Guinea Ecuatorial en tiempos de la independencia y destinado a la Guardia Territorial. El viaje de novios con su mujer, de 19 años, lo hizo a bordo del vapor Ciudad de Pamplona rumbo a Santa Isabel de Fernando Poo, hoy Malabo, haciendo escala en Monrovia y Lagos. Una vida de servicio suele tener este tipo de servidumbres.
Después de la independencia de Guinea, la Guardia Territorial continuó en su puesto a la espera de órdenes, en una situación que podría calificarse de extraña. Incluso cuando se rompieron las relaciones entre ambos países, los militares españoles siguieron allí prestando servicios, con mucha disciplina, en una unidad extranjera de un país recién creado; y a la cabeza de todos ellos el joven teniente Rafael de Cárdenas.

Así estuvo durante seis meses hasta que el cónsul de España en Bata dio la orden de evacuar a todos los españoles y conducirlos a la capital para su repatriación ya que la situación se estaba deteriorando a pasos agigantados. Y mandando la evacuación allí estaba el teniente Rafael de Cárdenas.
Por la selva, sufriendo ataques, por caminos y senderos casi intransitables, con una hostilidad creciente, la caravana llegó a Bata después de recorrer 145 kilómetros en condiciones muy adversas. Todos sanos y salvos, con los vehículos agujereados por la metralla; pero ¡sin novedad! En su coche viajaban con él su mujer Sonsoles y su hijo de seis meses.
Como África seguía llamándolo, como cuando era niño en Larache, el teniente Cárdenas después de sus peripecias en Guinea obtuvo destino en el año 1972 en el Sáhara, en la 3ª Compañía de la Policía con base en Smara, cubriendo las fronteras con Marruecos, Argelia y Mauritania, para seguir siendo testigo ejemplar de nuestra reciente historia.
En el Sahara que para él era su tierra, sirvió cumpliendo órdenes y luchando hasta el último momento, con su compañía de 750 hombres, casi todos nativos, saharauis que, como su teniente, estaban desconcertados por la forma en que se entregaba el territorio.
Cuando el Sáhara fue entregado volvió a San Roque, ciudad en la que había nacido, pero como África y la Legión seguían llamándolo como cuando era niño en Larache, a los pocos meses ya estaba destinado en La Legión, en el Tercio Duque de Alba, de Ceuta.

Y es entonces que:
En consideración a las sobresalientes virtudes militares y profesionales que concurren en el capitán de Infantería don Rafael de Cárdenas González, visto informe favorable del Consejo Superior del Ejército y previa deliberación del consejo de Ministros en su sesión del día 4 de julio de 1975,
DISPONGO
Artículo único – Vengo a conceder la Medalla del ejército al capitán de Infantería don Rafael de Cárdenas González.
Así dispongo por el presente decreto, dado en Madrid, a cuatro de julio de mil novecientos setenta y cinco.

Hace unos días se nos fue un Medalla del Ejército, un testigo de nuestra Historia en Guinea y en el Sáhara, un gran soldado, el general Rafael de Cárdenas.
Murió, donde nació, en San Roque, mirando a África y a la Legión, que seguían llamándolo como cuando era niño en Larache. Dicen que murió apaciblemente, junto al mar y a África. Posiblemente no fuera así, porque los grandes soldados mueren como han vivido, combatiendo, y nunca se combate apaciblemente.
Yo Brahim Zeini,Espanol de origen Saharaui,tuve la oportunidad de conocer mi Jefe Capitan de entonce,yo era funcionario Civil en el Servicio del Censo en Aaiun Sahara……..El llorado hombre de valor humano y defensor desu patria.Esnoticia muy dolorosa y triste.
Muchas gracias
En la ciudad del Aaiun : varios funcionarios civiles conocieron El Capitan en 1973 , acompnan con sus sentimientos los familiares del fallecido Gral.Rafael deCrdenas.hombre excepcional, la noche del domingo hemos hablado mucho,era diferente a todos los otros oficiales.
D.E.P. en el Paraiso
Muchas gracias por el comentario. Un saludo